F: EFEEl fútbol ruso habla portuñol, esa mezcla de español y portugués, aunque no por gusto, si no obligado por la guerra. La exclusión de las competiciones internacionales desde marzo de 2022 ha convertido a América Latina en la principal cantera para los clubes del país eslavo. Con honrosas excepciones, el mercado europeo está vetado para los petrorrublos.
Más de un tercio de los 451 futbolistas que militan en la división de honor rusa son extranjeros y muchos de ellos son latinoamericanos: brasileños, argentinos, colombianos uruguayos, paraguayos, mexicanos o ecuatorianos.
Ya no es sólo que esos jugadores vean a Rusia como un trampolín hacia ligas más potentes en el Viejo Continente, sino que muchos de ellos se quedan en el país, dado que los salarios que se pagan están muy por encima del nivel deportivo del campeonato y no tienen nada que envidiar a lo que cobrarían en equipos de mitad de la tabla en España, Francia o Italia.
El seleccionador ruso, Valeri Karpin, ha reconocido amargamente que los europeos no quieren jugar en este país, por lo que los clubes decidieron llevar sus petrorrublos al hemisferio sur, donde la calidad de los jugadores también es alta.
Los equipos punteros apuestan por América Latina
La estadística es demoledora. El Zenit fue el que abrió la veda hace unas temporadas al copiar el exitoso modelo del Shakhtar Donetsk, que dominó el fútbol ucraniano y se alzó con la Liga Europa con la mitad de la plantilla integrada por brasileños.
El consorcio gasístico Gazprom, que financia al club de San Petersburgo, había invertido en los últimos veinte años grandes cantidades en fichar técnicos y futbolistas extranjeros, pero en los últimos años ha centrado sus miradas exclusivamente en el fútbol latinoamericano.
De hecho, de los 28 jugadores del plantel, once proceden de países americanos que hablan español o portugués. Siete de ellos -seis brasileños y un colombiano- fueron titulares en el último partido disputado en casa ante el Lokomotiv (2-0).
El equipo de la antigua capital zarista desembolsó 28 millones de euros para fichar al centrocampista brasileño Gerson, que disputó el Mundial de Clubes con el Flamengo. Además, pocos meses antes pagó aproximadamente 35 millones de euros al Botafogo por el fichaje de Luis Henrique.
En la misma línea, el Krasnodar, actual campeón ruso, alineó a seis latinoamericanos (cuatro brasileños, un uruguayo y un colombiano) en su último partido ante el Spartak Moscú (2-1). Su jugador franquicia es el colombiano Jhon Córdoba, que marcó la temporada pasada ante el Dinamo el gol de la victoria que otorgó a Los Toros su primer título de liga. Internacional con su país, fue nombrado mejor jugador de la liga rusa.
Además, el CSKA cuenta con nueve jugadores latinoamericanos en su equipo; el Dinamo, siete; el Spartak, cinco; y el Lokomotiv es la excepción a la regla con únicamente tres futbolistas.
La selección rusa se suma
Además de los clubes, el gran perjudicado por la guerra en Ucrania ha sido la selección rusa, que se perdió el Mundial de Catar, la Eurocopa de Alemania y tampoco será de la partida en la Copa Mundial de EE.UU., México y Canadá.
Para más inri, no ha podido disputar amistosos contra equipos europeos de renombre. Se tuvo que conformar con equipos de muy bajo nivel, con la excepción de Serbia, Camerún o Irán.
La Unión de Fútbol de Rusia, que alberga la esperanza de poder disputar la fase de clasificación para la próxima Eurocopa, ha decidido últimamente ampliar la geografía de sus rivales. Intentó desembarcar en 2024 en América Latina con un amistoso con Paraguay, pero tuvo que ser cancelado por el más grave atentado terrorista ocurrido en suelo ruso en veinte años y que perpetrado por yihadistas en una sala de conciertos cerca de Moscú.
Después invitó a tierras rusas a las selecciones de Cuba y Granada, pero el siguiente paso ya fue Bolivia, equipo nacional que aún tiene opciones de clasificarse para el Mundial. Sea como sea, los rusos no tuvieron piedad y derrotaron a los andinos con claridad (3-0).
Los próximos en la lista serán otras dos selecciones que hablan español: Perú y Chile. El partido ante los peruanos se jugará el 12 de noviembre en San Petersburgo, mientras La Roja se batirá el cobre tres días más tarde en el estadio olímpico Fisht, en el balneario de Sochi (mar Negro). Las entradas se venden como rosquillas, ya que los amistosos son las únicas ocasiones de ver en directo al equipo nacional.
Aunque los emolumentos que la UFR paga a las federaciones invitadas son un secreto, la prensa apunta a varios millones de dólares, dependiendo del ránking del equipo en cuestión. Con tales ingresos, no hay duda de que los aficionados rusos aún verán pasar a más equipos latinoamericanos en la siguiente ventana internacional en marzo de 2026. Se rumoreó con que la Argentina de Messi estaba dispuesta a jugar en Rusia, algo que ya hizo en el pasado cuando Maradona era el seleccionador. La Brasil de Carlo Ancelotti también estaría en la recámara.














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