PixabayHay que decirlo: ser un fanático en este 2025 es una experiencia global. Ya sea que sigan la Premier League de fútbol desde Caracas o vean series dramáticas coreanas en Madrid, el internet ha hecho que el contenido sea más accesible que nunca.
Pero, hay un detalle. Los derechos de transmisión y las restricciones de geolocalización siguen influyendo en lo que pueden ver, incluyendo el cómo y dónde.
Aquí está el meollo del asunto: los derechos de transmisión son acuerdos legales donde se otorga permiso exclusivo a ciertas redes o plataformas para mostrar contenido en ciertas regiones en específico. ¡Y estos derechos son importantísimos!
Las fronteras digitales
El consumo de contenido ha cambiado totalmente en los últimos años, y ahora las plataformas digitales lideran estas estadísticas. Pero, los titulares de derechos ahora enfrentan un nuevo desafío: ¿cómo mantener felices a los fanáticos en otras fronteras sin romper los contratos de licencias?
Aquí es donde toma importancia la geolocalización. Los servicios de streaming utilizan las direcciones IP para determinar la ubicación, y así decidir el contenido que la persona puede acceder. Si se ubican fuera de una región con licencia, probablemente vean un mensaje que diga “este contenido no está disponible en su ubicación”.
Es por esto que las VPN son tan populares. Según ExpressVPN, una red privada virtual (Virtual Private Network) le permite a los usuarios enmascarar su ubicación al utilizar rutas alternas para conectarse a servidores en otros países.
Aunque las VPNs son legales en muchos países, utilizarlas para acceder a contenido restringido puede violar los términos de servicios —y, en algunos casos, las leyes locales—. Sí, son populares entre los fanáticos que desean acceder a contenido bloqueado, pero es importante entender sus riesgos e implicaciones éticas.
¿Por qué los derechos son tan complicados?
En el 2025, el panorama de las transmisiones se encuentra muy fraccionado. La televisión tradicional, los streamers y las plataformas de nicho compiten por derechos exclusivos. Esto ha ocasionado que los derechos se eleven de forma importante, y algunos contratos pueden llegar a costar miles de millones de dólares.
Pero, hay que tener algo presente. Y es que los fanáticos no solamente ven televisión, ahora también ven:
- Vídeos cortos en TikTok.
- Detrás de escenas en YouTube.
- Partidos en vivo en televisores inteligentes y en aplicaciones móviles.
Los titulares de derechos ahora deben ofrecer contenido en diferentes plataformas, en varios formatos y a microaudiencias distribuidas en todo el mundo. Este cambio ha expuesto las limitaciones del modelo antiguo de distribución, donde la transmisión satelital es lenta y rígida.
Estos modelos no son fácilmente escalables y entorpecen la distribución en mercados emergentes, por lo que se les dificulta llegar a los fanáticos. Es por esto que los deportes más noveles están cambiando todo, y ahora usan distribución basada en IP para transmitir eventos, ofreciendo flexibilidad y asequibilidad.
Acceso a través de fronteras
¿Saben cuál es la buena noticia? Algunas regiones están trabajando para facilitar el acceso a través de fronteras. Por ejemplo, la Unión Europea está implementando reglas de portabilidad para permitir a los usuarios acceder a su contenido pago mientras viajan en países miembros.
Las emisiones pirata de partidos y eventos deportivos están poniendo en riesgo el valor de los derechos de retransmisión y los ingresos de quienes los tienen. Por eso, organizaciones internacionales como la WIPO se están poniendo las pilas para actualizar las leyes y proteger a los dueños de esos derechos en plena era digital.
Conclusión
Ser fan en 2025 está genial, hay contenido para aburrir y todo al alcance de un clic. Pero también hay un montón de trabas digitales y normas raras que te dicen qué puedes ver y desde dónde. Aun así, si sabes un par de cosas y usas las herramientas adecuadas, puedes seguir disfrutando sin complicarte la vida.



















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